En enero, desde la ventana de cas los estorninos son todo un espectáculo, incomprensible y digno de ver. Sin GPS, radar, o alta tecnología se mueven en el aire ofreciendo formas indefinidas en tres dimensiones. Hace dos años, en un aburridísimo partido en la Romareda, fue el único espectáculo digno de de ver y por haber pagado un abono. La naturaleza a la que se nos prohibe acuidr desde la gran ciudad, a veces se nos presenta en nuestras casas. La semana pasada nevó y hoy regresan los estorninos. acudir
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