La vieja viene del corral que se vislumbra tras ella con una cesta cargada de huevos blancos. De crío todos los huevos eran blancos, y alguna vez aparecía uno moreno. Hoy todos los huevos son oscuros y raro es encontrar uno blanco.
No hay mejor manjar que un almuerzo entre amigos compartiendo unos huevos fritos con magras. Nos da igual su origen, sean blancos o morenos, en el plato y lo dicho, entre amigos, siempre sientan de vicio. Cuando ya entramos en edad siempre hay alguno que viene a tocarte los huevos con lo del colesterol y se pide solo uno, cuando todos sabemos que la unidad, hablando de huevos, siempre tiene que ser par.
Pero hay quien te lo pone más difícil, más allá del colesterol. En una cena de jóvenes cachorros en mi casa, una persona preguntó que si los huevos eran "bio", le dije que eran del Bonárea, que a pesar de ser catalanes es donde más barato lo tienes. Quiso ver entonces la matrícula de trazabilidad que todos los huevos parece que llevan, lo miró con cara de asco (creo que a mi también) y decidió cenar solo lechuga (estas de momento parece ser que no llevan matrícula). Una nueva Inquisición nos rodea. Manda huevos.
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