Cuando arrancaba este otoño era anunciado como cálido y seco. Octubre fue así. Desde que comenzó noviembre no ha parado de nevar y los embalses de llenarse. Y aunque el dorado de las hojas aún se mantienen en las copas de los árboles, cual desconchado retablo barroco necesitado de una restauración, las pistas de esquí abren sus instalaciones. Coches con portaesquis, bares animados, tiendas que inician temporada... como dicen en los medios de comunicación: "oro para el Pirineo".
Hace 10 años que no se abría la temporada de esquí tan pronto. Depende de la vara de medir, tampoco 10 años son tantos, y dentro de los ciclos de Bond, nada. Para las bondades del cuatripartito aragonés, que canta el "regionalista " Arturo Aliaga al anunciar lo que denominan territorio esquiable, parece que hasta es producto de la excelente gestión de su consejería el que haya nevado ya.
Otoño en invierno. A veces nos gusta pensar en que el año tiene dos estaciones; el verano y esperando el verano. Mezclar los colores del invierno entre los del otoño tampoco está mal y nos hace disfrutar de esta segunda estación de "esperando el invierno" de manera agradable.
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