A poco más de un kilómetro de Aínsa encontramos este templete en recuerdo de la batalla en la que los cristianos recuperaron Aínsa en el 724.
La leyenda nos dice que la batalla parecía desigual, pero
Garci Ximenez, antes de entrar en combate, vio aparecer sobre una carraasca una
cruz en llamas, lo que se interpretó como un buen presagio “para las guerras venideras”.
En su recuerdo se erigió este templete. Y como testimonio de la enorme
trascendencia de este hecho legendario es que hoy en día la carrasca y la cruz
roja se mantienen en el escudo de la comarca del Sobrarbe y en el de la propia
Comunidad Autónoma de Aragón.
Pero aún hay más. El monumento
conmemorativo que se construyó tomó como modelo el humilladero existente en
el Coso de Zaragoza, que acogía la llamada Cruz del Coso
El entablamento se encuentra
labrado con una inscripción parcialmente ilegible que nos señala como la obra se acabó en 1653 y la verja de forja en 1672
Ya puestos a hablar de nuestra tierra pues nos vamos a Zaragoza. La llamada “Cruz del Coso” era un
humilladero erigido en el XIV o XV en recuerdo de los “innumerables
mártires cristianos” de tiempos del emperador romano Diocleciano (siglo III) y cuyas
cenizas constituirían las “Santas Masas” que aún hoy se conservan en Santa Engracia.
Se localizaba en la actual Plaza de España, donde hoy se levanta el monumento dedicado a los mismos. Del templete original, los entendidos nos dicen que no se conoce nada. Y la que inspiró al monumento del Sobrarbe es debido a Gil Morlanes (hijo) y construida en 1534 como un un
templete de planta circular sobre gradas, columnado y culminado por una bóveda
de media naranja, sobre la que se encontraría la cruz.
Esta tierra es Aragón
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