La vizcaina ermita de San Juan de Gaztelugatxe corona un enclave mágico en el litoral cantábrico.Un puente de piedra nos conduce por 241 escalones hasta este castillo de roca, que es lo que significa en euskera, rodeada de historias, cuentos y leyendas.
La ermita se fundó en el siglo X dedicada a San Juan Bautista, de quien se dice puso un pie en esta isla; imagino que antes que Salomé le cortara la cabeza. El año 1053 Don Iñigo López dona la ermita al Monasterio de San Juan de la Peña, quedando bajo la protección de la Corona de Aragón. Más tarde fue bastión del Señorío de Vizcaya contra Alfonso XI de Castilla o sufrió la piratería del famoso Drake.
Su campana siempre está sonando pues la tradición te concede un deseo si la volteas tres veces. En 1978 sufrió un incendio siendo reconstruida a costa de los vecinos de la cercana Bermeo.
Es visita obligada para quien ronde por Euskadi, aunque algunos no la conocieron hasta la boda de Anne Igatiburi, o se hiciera mundialmente famosa tras convertirse en Rocadragón. Mi madre nació en plena Guerra Civil en las Vascongadas profundas (eso suponía que cada vez que había un acontecimiento en Zaragoza, recibiéramos en casa la visita de la Policía Armada), pero siempre nos ha tirado más Cantabria. Será por la lluvia. Ah, que en Cantabria también llueve. Pues será por otras cosas
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