Caballos, perros,
bueyes, liebres, ciervos, bueyes, un oso, un elefante y hasta un dromedario.
Todo este animalario nos encontramos en las paredes de San Baudelio, de la que ya te envié
postales hace años, la increíble ermita mozárabe del siglo IX en medio de la
nada, de esa España despoblada.
La austeridad y sencillez de su exterior poco tienen que ver con el tesoro del interior. Y es que ya lo decía Santa Teresa, busquemos el tesoro en el interior. Original por
su traza arquitectónica, con esa palmera central
que sostiene la bóveda, junto a la tribuna sobre columnas, pero tremendamente
original también por la decoración pictórica con la que fue revestida durante el
románico
Escenas del
Evangelio se mezclan con imágenes profanas como cacerías de liebres y ciervos, cetrería
y el exótismo en la aparición de un oso, un camello o un elefante, animales muy
poco sorianos.
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