Seguramente hemos vivido esta noche en la parroquia del Perpetuo Socorro el acontecimiento de la temporada cofrade. La Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía bendecía, en un acto solemne, el nuevo apostolado para su paso de la Santa Cena. Esto ya es motivo suficiente para considerarlo así; trece nuevas figuras excepcionales (si contamos el perro), salidas de la gubia de Arteaga Navarro, imaginero de renombre, no en vano es el artista vivo con más imágenes, 17, en la Semana Santa de Sevilla y uno de los imagineros más cotizados del panorama cofrade, con obras repartidas por toda España. Y si en Sevilla tienen 17, aquí ya tenemos 14 (y suyas son también las cartelas del paso del Cristo del Amor Fraterno). De hecho, la presentación ha sido noticia en el ABC de Sevilla al considerar este conjunto de imágenes como el que puede ser mejor paso de misterio del imaginero andaluz, por su original concepción, tanto en el conjunto como en las individualidades.
Pero es que además, la ceremonia fue especial, algo más que una presentación, algo más que una bendición. Una exquisita puesta en escena, un llamamiento a los sentidos y a la espiritualidad. Coros, capillas, tambores, guitarras, incienso, luz, la palabra........, ese pregón de Domingo Buesa recreando con la palabra los instantes previos a la última cena del Señor, presentándonos uno a uno a sus discípulos, mientras eran iluminados con un haz de luz, destacando sus personalidades, sus debilidades, sus miedos, su fe. Y cuando todos fueron presentados, entró el Señor, sobre sus costaleros, junto a su amado Pedro. Y la escena se completó. Impresionante. Y aún lo será más verla recorrer las calles zaragozanas al paso racheado de sus costaleros.
He de reconocer que además me alegra porque el paso viene a sustituir a otro al que nunca le tuve mucha estima. Espero que mis amigos de la Eucaristía me perdonen. En su momento no entendí cambiar un paso del siglo XIX, del patrimonio de la Sangre de Cristo, por otro tallado en 1986 y que provenía de una cofradía almeriense. También he de reconocer que cambios ha habido siempre, y que seguramente todo es cuestión de modas o del momento que toca vivir a cada institución, y que los gustos de cada uno ahí quedan. Recuerdo el Sábado Santo de 1999, cuando en San Cayetano estaban desmontando los pasos, y se iban bajando al suelo los nuevos apóstoles. Yo me acerqué cámara en ristre y un señor me echó con cajas destempladas mientras cubrían las figuras con bolsas de basura. Pensé por un lado, mal por mi parte por no pedir permiso. Por otro también pensé ¿tan feas son que las guardan con celo?. Mil perdones por esta confesión.
Lo dicho, no entendía el cambio, máxime cuando el propio Carlos Martinez, entrevistado por Carlos Cebrian para el libro La Semana Santa zaragozana de 1994, decía que era muy importante señalar que el entonces paso del cenáculo, el de la Sangre de Cristo, era "uno de los de mayores dimensiones de la Semana Santa zaragozana, amen de los más llamativos, en los que destaca por su composición y número de figuras". Bueno, tampoco se si Cebrian entrevistó a Carlos Martínez. A mi también me nombra varias veces como entrevistado y no es que no me entrevistara, es que nunca he hablado con él.
Tras este transito de 18 años, me reconcilio con el paso (con el misterio y la institución de la Eucaristía nunca deje de estarlo), y podré olvidarme ya del Cenáculo de Luis Muñoz y su hijo Vicente, de 1829, que actualmente procesiona por las calles de Épila. Para quien no se acuerde de él o no lo llegó a conocer (no era fácil de fotografiar) dejo esta dirección https://www.flickr.com/photos/72874494@N08/16393979553, del flickr Unos y Ceros .
Las visicitudes del paso de la Cena en nuestra Semana Santa son dilatadas, y este es el el cuarto grupo escultórico que a lo largo de la historia ha representado la Eucaristía en las procesiones zaragozanas, para un total de seis imágenes del Señor como protagonista del misterio. El Santo Entierro ya contó con uno realizado entre 1795 y 1797 por el escultor Manuel Guiral (suyas son las tres esculturas de la fachada de la Seo). Este paso fue destruido en los Sitios y por eso se le encarga en 1829 a Luis Muñoz, el tantos años recordado. Luis Muñoz que ya había realizado también dos años antes la Coronación de Espinas.
El caso es que, la reforma del Santo Entierro propuesta por Nasarre y Oliver de 1909 sugería la construcción de un nuevo paso, pues consideraba el Cenáculo "como inadmisible para la reforma de la procesión que se proyectaba, por su tosca construcción y contener un anacronismo de gran bulto", el que Jesús estuviera en actitud de bendecir el pan, mientras sobre la mesa era visible el cordero pascual asado. Según la ley de Moisés, el lavatorio de los pies es posterior a la cena del cordero, y la bendición de Jesús vendría a posteriori.
Si no se hizo este cambio es por que la Sangre de Cristo no tenía dinero para realizar la reforma, aunque si que encargó a Borja una nueva "Oración en el Huerto", sustituyendo a la realizada en 1819 por Pedro León, y también encargó a Borja el paso del Pecado y la Redención para sustituir el Triunfo de la Muerte.
Vemos pues como la propia Sangre de Cristo ha sido la primera en ir sustituyendo pasos en busca de una mejor composición o calidad artística, dejando de lado antigüedades, el poso de los años, fidelidades a escultores o nostalgias (vuelvo a pedir disculpas a la Eucaristía),
El misterio ha seguido cambiando. En 1947, cuando es cedido a la recién creada Cofradía de la Eucaristía, se sustituyó la imagen de Jesús sentado por otra, obra del madrileño Antonio Bueno, en la que figuraba de pie a fin de hacerla destacar más, además de dotarle de nueva greca. Se eliminó el cordero pascual y la figura de un criado con la palangana del lavatorio (era de José Alegre) y se colocó un candelabro y el Santo Grial.
Con el derrumbe en 1981 de la techumbre del tejado del garaje donde la Sangre de Cristo guardaba los pasos, este fue uno de los más dañados, no pudiendo participar en las procesiones de ese año, pero adquiriendo el símbolo del pan el protagonismo que desde entonces siempre figura en esta cofradía.
Y así llegamos a 1999. La cofradía sustituye el cenáculo, que termina en Épila, por la Santa Cena que hemos conocido estos años, cedida por la cofradía de esta advocación de Almería. Las imágenes fueron talladas en 1986 por el imaginero Elías García Rodriguez. En 2000 se sustituye el Cristo por una talla de Miguel Ángel Dominguez, hasta que en 2014 llega la imagen del Señor de la Santa Cena, obra de José Antonio Arteaga Navarro, y que, emplazada a partir de este año entre el nuevo apostolado, adquiere el mensaje para el que fuera concebido entregando el cáliz a San Pedro.
En los últimos tiempos hay que darle la enhorabuena y las gracias a la Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía por muchos motivos. Este paso es un regalo a la Iglesia zaragozana y a la ciudad. Sepamos corresponderles recogiendo la preocupación del escultor porque cada una de las imágenes fuera reconocida por si misma, pero también aceptando el deseo de la cofradía por mantener una devoción y sostener unos cultos a los Apóstoles.
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