Siete procesiones, como los Siete Dolores de la Virgen que ha rezado la Hermandad de San Joaquín en su recorrido hacia el Encuentro con la Cofradía de Jesús Camino del Calvario.
Una Dolorosa que, tras la procesión extraordinaria del año pasado con la peana de la Virgen de Palao (ojala pudiéramos volver a verla en la procesión de la Soledad), y con escolta de la Guardia Civil a los dos pasos, vuelve a su presencia acostumbrada; una única carroza y el negro fundido con la plata de sus ornamentos como únicos colores dominantes. Una votación en Junta General decidió que debía ser así.
La Dolorosa no suele mostrar novedades. Es raro que lo haga, si bien en este 2016 ofrece una salida modificada, con toda el cortejo mirando de frente a la portada de la iglesia, esperando la aparición de la Madre Dolorosa. La tradicional "lenta de salida" se transforma en una nueva marcha denominada "María" con las campanas de la iglesia tañendo siete golpes y anunciando la luminosa aparición de la carroza en el momento en que viene la marcha arriba. No es la única novedad en el repertorio. Un remix combina tres toques de los "ochenta" (Abadía, Julito y Chavales-Charli) para convertirse en "San Joaquín".Y tras muchos años con un número similar de instrumentos, este año han mostrado un aumento considerable, cercano a los doscientos instrumentos.
Las grandes novedades vienen mostradas por el Ecce Homo. Cincuenta años de la escultura gótica de San Felipe procesionando por las calles del Arrabal entre sonido de matracas y olor a tomillo. Cincuenta años sin el Ecce Homo del Balcón de Pilatos, recuperado para la ocasión y portado en la peana del ahora titular para reencontrarse por estas viejas calles. El de San Felipe ha vuelto a la carroza, la cual ha sido procesionada por parroquianos de Altabás. Preciosa escultura la de Llovet, una histórica de nuestra imaginería restaurada para la ocasión y de nuevo en la calle, como un año antes había estado la Dolorosa de Palao.
Las grandes novedades vienen mostradas por el Ecce Homo. Cincuenta años de la escultura gótica de San Felipe procesionando por las calles del Arrabal entre sonido de matracas y olor a tomillo. Cincuenta años sin el Ecce Homo del Balcón de Pilatos, recuperado para la ocasión y portado en la peana del ahora titular para reencontrarse por estas viejas calles. El de San Felipe ha vuelto a la carroza, la cual ha sido procesionada por parroquianos de Altabás. Preciosa escultura la de Llovet, una histórica de nuestra imaginería restaurada para la ocasión y de nuevo en la calle, como un año antes había estado la Dolorosa de Palao.
Estas dos cofradías nombradas se encuentran y se rinden pleitesía en la plaza de la Seo. Sonido de timbaleta propia que se incorpora al de las matracas por vez primera, sumándose a las de las Siete Palabras. Y en la Plaza de la Seo algo más que un intercambio floral. Tambores, bombos y timbales de la Dolorosa armonizan con las matracas en el toque "Ecce Homo", aquella composición ideada por Miguel Estrada para el pregón de 1999 que fusionaba "Zaragoza" y "lenta" y que hoy ha dado una nueva versión con las matracas repicando y marcando el ritmo de la lenta. Como ha escrito Pedro Elipe en Heraldo de Aragón, "Yo que usted, cruzaría el puente". Yo si pudiera, lo haría.
Es hora de llegar al Encuentro. Jesús Camino del Calvario ya lo está haciendo con sus tres pasos y esa marea de capas y capirotes granate que ocupan toda la bandeja del Pilar. Los cetros de procesión se funden en un abrazo convertido ya en icono de este acto. Callan los tambores, suena el Stabat Mater de Kodaly. Hace frio; como el año pasado. La plaza, cuando sopla el cierzo, nunca lo pone fácil. El Excmo y Rvdmo. Arzobispo de Zaragoza, don Vicente Jímenez Zamora ha ejercido de orador del Encuentro en el año que será más recordado por su ausencia en el Pregón del sábado y por la cuestión de las mesas petitorias del Refugio durante el Viernes Santo, que ha justificado en su oratoria.
Siete procesiones, como los Siete Dolores de la Virgen. Madre a quien hemos podido acompañar con la Humillación en la procesión de la Amargura. Y si has decidido acudir al viacrucis del barrio de Torrero también te habrás encontrado con la Virgen de los Ángeles en su Tristeza, novedad en "la Crucifixión" que conocimos ayer y que, siguiendo el espíritu franciscano, no luce ni ropajes ni joyas ostentosas. No son necesarias para transmitir la tristeza por la muerte de su Hijo. Una nueva imagen para la Semana Santa zaragozana de autor sevillano, Ángel Luis González Tejera.
Y si no has ido al Encuentro, ni a la plaza de San Roque con la Humillación, ni al Barrio de Torrero, a lo mejor es que has ido a encontrarte con la Madre en el Viacrucis del Barrio Oliver, con Nuestra Señora del Perdón de la cofradía de la Llegada al Calvario, acompañada del paso de "la copa" y el Cristo de la Paz, portado, como el pasado Lunes por Valdefierro sin peana, a hombros de sus cofrades. Su piquete de honor luce nuevo banderín., Y a los pies de la Virgen irá colocada una nueva joya, la media luna de alpaca y rematada con dos estrellas doradas, dotando al paso de un gran contenido simbólico, tanto del Apocalipsis como de la Inmaculada Concepción y de la Asunción, elementos de clara referencia vocacional del origen de esta cofradía. La lista de novedades este año es considerable.
Porque aún hay otra más. El Cristo de la Septima Palabra se ha trasladado con solemnidad desde el Pilar hasta San Cayetano sin interrumpir ninguna procesión y con total discreción por el camino más corto. Los hermanos de las Siete Palabras que lo han deseado, y ha sido en un número importante, vestían traje oscuro, y la comitiva iba acompañada musicalmente por "Los Ministriles de Zaragoza". Precioso. Se acabaron los tiempos en que las imágenes se trasladaban en furgonetas y se colocaban sin más en peanas o carrozas. Una vez en San Cayetano se realizó un besapies y la ceremonia de enclavamiento del Cristo sobre su paso procesional, bajo los acordes del órgano interpretados por Ignacio Navarro, quien también había hecho doblar las campanas en la salida de la Dolorosa.
No es fácil el Miércoles Santo. Aún había un viacrucis más. El de la Humildad por las calles de su convento. Tras el tremendo despliegue de su estación de penitencia, hoy toca acompañar al Cristo en una sencilla peana con el recogimiento que se espera de un viacrucis. De su sección de tambores se ha disgregado un piquete recuperando los tambores de su desaparecida banda de tambores y cornetas.
Ya es Jueves Santo. En apenas unas horas vuelve a abrirse las puertas de San Cayetano. Desde las 18 horas descansa bajo su palio el Cristo de la Cama donde, en un sencillo acto, pero solemnemente fue depositado por los Hermanos Receptores de la Sangre de Cristo, como hacen durante el año en sus guardias del servicio de recogida de cadáveres, ahora en espera de recibir al devoto pueblo zaragozano.
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