sábado, 26 de marzo de 2016

CARTAS COFRADES 2016: Viernes Santo


El Santo Entierro hace grande y  distinta a la Semana Santa de Zaragoza. Todo un monumento de la Semana Santa española. Y al Santo Entierro lo han hecho más grande las cofradías conforme, con el paso de los años, han ido aportando cofrades, colorido, sonidos y pasos. Pero esta aportación, a la vez que lo ha engrandecido, ha provocado algunos desajustes organizativos que repercute negativamente en el discurrir del mismo.

El más evidente es la incapacidad que tiene la iglesia de Santa Isabel para acoger todos los pasos que participan. Y junto a esto el diseño del recorrido, que se ha tenido que ir alargando, en algunos casos por zonas poco atractivas, para dar cabida a toda la procesión en la calle y  solucionar lo que llegó a pasar, que la cabeza de la comitiva llegara a la plaza del Justicia cuando aún no había terminado de salir al completo.

También pasa con el hilo argumental. La proliferación de "virgenes", de misterios repetidos, o de crucificados, incluso de algún paso que nada tiene que ver con el discurrir de la Pasión, hace que se pierda el  primitivo carácter que transmitía la procesión general antes de la llegada del cortejo fúnebre.

Durante años esto se intentó evitar, incluso con situaciones tal vez demasiado extremas como las que Federico Pradas contaba en su libro "Luises" cuando la Cofradía del Descendimiento comienza a procesionar la imagen de la Virgen de las Lágrimas el Martes Santo de 1950. Tras introducir el paso titular en San Cayetano no se permitió la entrada del paso de la Virgen. La Hermandad de la Sangre de Cristo adujo que sólo podía procesionar una imagen de la Virgen en la Procesión del Santo Entierro y que por lo tanto no tenía cabida otra en la iglesia, además de que sólo podían desfilar en el Santo Entierro los pasos propiedad de la cofradía organizadora. 

A esto aún podemos añadir que, al seguir creciendo las cofradías, unas transformándose, otras de nueva creación, no lo han hecho pensando tanto en el Santo Entierro como solo en su procesión particular. De este modo encontramos cofradías como la Humildad que su presencia en el Santo Entierro no tiene nada que ver con todo el esplendor que brinda el Domingo de Resurrección. Incluso la solución ofrecida un año carrozando con ruedas el paso de misterio provocó sufrimiento en un conjunto imaginero que no está compuesto para esto. La Eucaristía, también con costaleros, lleva un historial a la inversa desde que hace dos años quitara las ruedas al paso de la Cena; pero esto hace que ante contingencias como las de este año, aunque sean mínimas, el paso deje de salir y nos quedemos sin Santa Cena en el Evangelio de la Pasión que recorre las calles. Y mientras, el antiguo paso del Cenáculo propiedad de la Sangre de Cristo (Luis y Vicente Muñoz, 1927), cedido en Épila, bien podría usarse para solventar estas visicitudes. Por el contrario, hay cofradías que participan al completo, con todos sus pasos y peanas, sus diferentes secciones y variedad de atributos.

Pero llegó un Santo Entierro infausto como el del este 2016, y todas estas debilidades se acrecientan.

La mañana lluviosa volvió a presentarse una vez más sobre la predicación de las Siete Palabras, que tuvo que modificar su procesión desde el Pilar, retornando cuando la meteorología fue más benigna directamente a San Cayetano. Todo apuntaba que por la tarde no iba a ver Santo Entierro. Y más de uno se frotaba las manos pues existen ciertos desafectos hacia esta procesión que yo no acabo de entender.

Pero no fue así; y se decidió retrasar una hora el inicio de la procesión. Y a las 19 horas, aunque seguía lloviendo, el piquete de honor de la Junta Coordinadora, no se si con la totalidad de sus miembros, inició la Marcha de los Reyes de Aragón para dar comienzo a la Procesión General. A partir de aquí, cada cofradía salió como bien tuvo a entender: unas con pasos pero sin instrumentos, otras con instrumentos pero sin pasos, unas cubriendo con plásticos las imágenes que sacaban, dejando otras sin salir; alguna cofradía ni estaba ni se la esperaba; otras en cambio a las que no se esperaban aparecieron en el discurrir del recorrido (en dos momentos). Cada una protegió sus intereses o lo que consideraban más valioso de su patrimonio. 

Llegó un momento en que, como había previsto la organización, la tarde se arreglo, y así, a partir de Jesús Camino del Calvario, casi todas las cofradías participaron con cierta normalidad, hasta que llegó el momento del cortejo fúnebre y la Sangre de Cristo pudo mostrar su novedad anual, el paso del Triunfo de la Vida sobre la Muerte, la Sección de la Cama su nuevo guión y los del PP su banda de Concejal.

Urge un protocolo sobre el Santo Entierro. Que existe, pero que, en tardes como la de hoy deja lagunas como que hacer con esas cofradías que se incorporan a la Plaza del Justicia desde sus sedes, teniendo un par de horas antes ya los pasos en la calle, o la de todos los cofrades que, con sus hábitos esperan su incorporación en las calles circundantes.


Y el firmante de esta carta desearía poder estar rubricando la carta del 2017 para olvidarse de esta aciaga noche, la más triste que ha vivido como cofrade.


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