No son como las de Yosemite pero es que aún no les hemos dado tiempo. Solo tienen unos 70 años.
Plantadas en los años de la autarquía franquista en la década de los 40, con ellas, y debido a su rápido crecimiento, se buscaba proporcionar madera a la industria local. Pero esto nunca llegó a suceder y allí permaneces arraigadas para uso y disfrute de los que allí nos acercamos.
Ilusionemonos paseando por un bosque de secuoyas sin necesidad de ir a California (algunos es que seguimos siendo autárticos hasta en vacaciones), tan solo dando un paseo entre Cabezón de la Sal y Comillas.
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