Monumentos efímeros que nos llevan a arrebatos nostálgicos. La frase no es mía sino de un tal Ambrosius que la firma en la revista GQ de agosto, que para los que veraneamos en el Cantábrico nos recuerda que es mejor trabajar sin prisas con el mar en retirada, pues por mucho que el arte de los castillos se base en la ansiedad ante la destrucción inminente, así tendremos más tiempo para recrearnos en él, construirle murallas con gotelé, fosos en espiral y perfeccionar la técnica de tunelados.
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