Un Jueves Santo de los de toda la vida. Por fin. Y en la Semana Santa más triste que hayamos vivido, nos quedaremos con las sensaciones y los recuerdos vividos hoy para todo el año. Noche intensa, de volver a recuperar viejos itinerarios nunca olvidados pero si en desuso en los dos últimos años. De los oficios de San Pablo a la puerta de Escolapios, de allí a una abarrotada calle Alfonso, siempre termómetro de lo que acontece en la ciudad. Y entre churros, golosinas, bocadillos, saludos y más saludos (no se si habrá otra ciudad en la que los cofrades de las distintas cofradías se conozcan tanto), ver pasar al Despojado, al Silencio, a la Coronación, a la Resurrección, al Huerto, al Prendimiento, al Descendimiento, a la Columna.
Conviene cambiar de ubicación, por Mendez Nuñez llega, por fin... otra vez por fín la tan esperada Institución de la Sagrada Eucaristía, con todas sus novedades, todas sus propuestas, su dos pasos a costal, el silencio en el Cristo, la música en el "misterio", el pertiguero, los acólitos. Que elegancia.
La Piedad ya está en la calle, pero la dejaremos para el "Boterón". Hay que ver la Llegada de la Llegada, hay que oír el redoble de la Columna, hay que volver a escuchar el paso racheado de los costaleros de la Eucaristía, para por fin... otra vez por fín, recibir a la Piedad a las puertas de San Nicolás al son de las Saetas.
Todas las procesiones en la calle. Las grandes secciones de tambores de nuestra ciudad, el nuevo paso del Prendimiento, la heráldica del Silencio, el centenario paso restaurado de la Oración en el Huerto, la Virgen de la Llegada que realiza su procesión, diferentes propuestas musicales, jotas, saetas..... público por todas las aceras y sobre todo cofrades, muchos cofrades..... nos lo merecíamos, los que salisteis y los que no lo hicimos.
Un Jueves Santo espectacular.
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