Hay lugares que hacen del atardecer un espectáculo. Lo prometo, la gente tarde tras tarde se junta para verlo y termina aplaudiendo. La foto (mis fotos) no está a la altura del momento y se desmerece a sí misma. El cabo de Gerra es uno de ellos, con los Picos de Europa al fondo sobre la enorme playa del Merón de San Vicente y el sol descendiendo sobre el Cantábrico hasta que desaparece siendo antes un simple punto de luz (el rayo verde de aquel tostón de película nunca lo he visto).
Pero lo mejor de todo es que, y a pesar de todo lo que cuentan en los telediarios, “todos los días sale el sol chipirón”.
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