Contaros un Jueves Santo se puede hacer más largo que el Evangelio del Domingo de Ramos. Más si sabemos que acaba robandole 5 horas al Viernes Santo y que a las 9,30 horas ya teníamos una procesión en la calle. No hay mal que por bien no venga y las incomodidades del tranvía podemos transformarlas en oportunidades. Así, a esa hora, teníamos al piquete de los 25 años del Prendimiento acompañando de paisano a su Virgen bajo palio camino del Pilar. Nos las prometíamos felices pensando en una de las sensaciones del día, 600, cofrade arriba, cofrade abajo, iniciando una procesión desde el corazón de la espiritualidad zaragozana. Y anhelabamos ver a la Santa Cena sacada a costal, y a la Virgen de la Confortación vestida de negro, y sentir un hormigueo en el estómago con los bombos de la Llegada al Calvario que nos traían desde el barrio Oliver una nueva Virgen para el Santo Entierro. Pero para todo esto tendremos que esperar a otros Jueves Santos. ¿En que orbita habrá entrado la luna de Parasceve la última década?.
Y sin embargo la mañana transcurría según el guión establecido. Las guardias en San Cayetano se sucedían una tras otra mientras los romanos custodiaban el motivo principal de nuestra Semana Santa y filas de zaragozanos se iban formando en la plaza para venerarlo. Corrillos de cofrades tomaban medidas a la plaza y a la calle del Temple de cara a las procesiones de la noche y en busca de la escapatoria del Santo Entierro. Otros corrillos comentaban las incidencias de las procesiones de la noche pasada, sobre las opiniones vertidas en determinado blog o se enseñaban un nuevo ejemplar de los estupendos suplementos que el Heraldo está editando (y donde no solo los periodistas cometen erratas).
Mientras esto ocurría tres columnas de cofrades recorren la ciudad desde las 11 de la mañana, y a partir de las 12 una cuarta. Exaltación, Abrazado a la Cruz y Crucifixión se acercan a San Cayetano, mientras la Coronación lo hace a la Seo. A San Cayetano llegan por ese orden y la modificación de recorridos tal vez haya hecho que lo hagan a la vez, llevandose la peor parte la Crucifixión que debe esperar demasiado tiempo parada en la calle Espoz y Mina (la de veces que le toca esperar a la Crucifixión).
Si todos los finales de procesión son momentos especiales y emotivos para cofrades y espectadores, la conclusión de la Exaltación tiene una solemnidad enorme, con las voces de la Guardia Civil y el canto de la Muerte no es el Final. Con los años conseguirán que lo canten hasta los que se suben a la samaritana y se extienda por toda la plaza.
Nos prometíamos una tarde llena de emociones, olor a incienso, redobles interminables, saetas desde el balcón, chicotás en Dormer, jotas de Pasión....... pero a las 17,30 horas un chubasco nos vuelve a recordar las previsiones.
Nos quisimos engañar con la emoción de ver acceder a la calle San Pablo los pasos del Silencio (hay que recuperar las heráldicas. Zaragoza no se puede permitir perder señas de identidad), oyendo las jotas del Descendimiento en la plaza del Justicia, y sabiendo que el Despojado y la Resurrección estaban en la calle. Pero a partir de las 20 horas la tarde se convirtió en estampas de paraguas en las aceras escoltando imágenes con impermeables y bombos ladeados. Silencio y Despojado retornan a sus iglesias. Descendimiento busca refugio en la Seo, una vez que la Coronación sale en busca de San Cayetano, y la Resurrección lo hace en Santa Engracia hasta que deja de llover y sigue hasta allí.
Pasadas las 21 horas la Columna sale a la calle, para ellos el cielo llora por otros motivos, y seguramente estaban en la obligación de hacerlo. Al filo de la medianoche la lluvia vuelve a arreciar . Y los pasos de la Columna buscan cobijo en la Basílica del Pilar junto a los tres pasos del Prendimiento. En ese momento la Piedad ya estaba en la calle. Nadie lo dudaba. Los pasos de la Columna son trasladados entonces a San Cayetano, sin instrumentos.
Tres Jueves hay en el año que relucen más que el sol.......
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