La “exposición conmemorativa” es un clásico de Cuaresma. Y en mi tiene a uno de sus más fieles fans. Pertenezco a una generación que ha vivido las de los cincuentenarios, desde que en 1986 la Piedad abriera la veda en el Patio de la Infanta, y ahora, desde el año pasado, el número 75 es una excusa para que las cofradías nos vuelvan a mostrar su patrimonio, sus fotos en blanco y negro y sus pasos casi a ras de suelo.
Es una buena oportunidad para contemplar de cerca aquellos objetos, atributos e imágenes, especialmente estas, que si bien, son por todos visiblemente conocidos en la calle, en una exposición “quietos paraos” puedes recrear la mirada a tu antojo, acompañados del cartelillo correspondiente que les pone nombre, fecha de nacimiento y filiación. Y si te dejan hacer fotos, que normalmente dejan, te llevas un bonito recuerdo a casa para seguir acumulando jpg,s en el ordenador. Como cuando de chaval ibas a la Feria de Muestras, puedes tener ocasión de volver a casa cargado de folletos, cartel de la exposición, pin y/o llavero conmemorativo y a veces hasta de libros. Con estas exposiciones, además terminas conociendo el tejido de locales expositores de la ciudad, generalmente de entidades bancarias, pero también hemos visitado unas cuantas veces el Palacio de Montemuzo (gran recuerdo el que nos dejó el Prendimiento con todos los personajes de su paso en el suelo del patio renacentista. Para los que somos bajos, apareció ante nuestros ojos Marco, el sirviente al que Pedro le corta la oreja, siempre oculto entre el exorno floral ) y hasta la Diputación Provincial con los Cincuenta años de tambor en Zaragoza de las Siete Palabras.
Este año toca ir al Centro Joaquín Roncal de la CAI, donde la Dolorosa y el Calvario nos llevan de la mano, como nos dicen ellos que han ido durante 75 años, para que podamos contemplar una vez más sus enseres patrimoniales y los entresijos de sus historias. Es una exposición de corte clásico, si bien nos presenta la novedad de que la desarrollan dos cofradías, mostrándonos un eje cronológico que nos enseña las similitudes entre ambas, y como muchas decisiones las toman prácticamente a la vez o con escaso margen de diferencia y ese espíritu de emulación que siempre digo yo rodea a las hermandades zaragozanas. Enhorabuena a las dos porque a lo largo de 75 años nos han demostrado que el encuentro entre cofradías va más allá de la noche del Miércoles Santo. Los comisión mixta organizadora del evento todo un ejemplo, enhorabuena.
Eso si, lamento la ausencia de la imagen fundacional de la Sección de la Virgen de los Dolores, la Dolorosa propiedad de la Sangre de Cristo obra de Palao. Su presencia se limita a una pequeña estampa en uno de los paneles informativos (muy bonito el diseño). Algún motivo habrá.
Una pena porque las conmemoraciones suelen servir de excusa para conocer el pasado y reconocer una trayectoria, y los jóvenes y niños que vivimos el cincuentenario en 1987 supimos que esa imagen fue el origen y el motivo por el cual se fundó la Dolorosa. El reconocimiento que se le hizo fue espectacular ya que se construyó una peana para sacar la imagen de Palao en el Santo Entierro. La Dolorosa con dos imágenes en la calle, lo nunca visto. Por cierto, la peana es la misma que se utiliza actualmente en la procesión de la Soledad, y en parte se financió con las 20.000 pesetas del primer premio del I Concurso de la Unión que se celebró en Zuera y que la Dolorosa ganó.
Esto lo recordábamos el sábado en la inauguración de la exposición algunos de los que vivimos esos momentos. Y recordábamos la exposición de aquel cincuentenario, mucho más modesta, pues no llevaron la imagen, pero con la mayoría de los elementos que componen la actual. Recordábamos los maniquís, las fotografías de Jesús Pardillos (que alguna desapareció al recoger), la maqueta de José Mari Murillo que actualmente se contempla en la sede, y como, ante la ausencia de chinchetas, terminamos clavando los carteles informativos con los pins dispuestos para la venta (y que también muchos desaparecieron al recoger). Menudo caché daban esos pins a los carteles. Tuvo lugar en lo que entonces era la Sala Aragón del Banco de Vizcaya en el Paseo de Fernando el Católico nº 45, y sirvió para sacar del archivo muchos de los enseres y documentos de la antigua Hermandad de San Joaquín, desconocidos para la mayoría de cofrades de la propia hermandad.
La del Calvario de 1987 era más vistosa. Si no me falla la memoria la montaron en una Caja Rural que había en el Paseo de la Constitución y recrearon el paso colocando parte de la greca, algo que en 1998, y en este caso si que con la imagen de la Virgen se hizo en la exposición conmemorativa del Centenario del restablecimiento de la Hermandad de San Joaquín en el edificio Pignatelli. En 25 años tres exposiciones. ¿Dentro de 10 años la del V Centenario? Seguro que si. Espero. Quiero seguir guardando papeles, posters, llaveros, pins y quién sabe si algún libro, si es que todavía existen. Yo ya pediría vez en la Lonja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.