sábado, 26 de noviembre de 2011

El restaurante favorito de Nina Hagen. De Sergio del Molino en Anorak ediciones.

Como dije ayer, ya lo he leído. Se lo debía a Sergio Navarro (al que me encanta llamar mi editor), al que siempre admiraré por todo lo que consigue y hace. El retrato que hace de él Sergio del Molino en su blog sobre el día que lo conoció lo dice todo sobre su carácter emprendedor, osado y altruista (http://sergiodelmolino.com/2011/11/11/una-explicacion/). Aunque a mi mujer le empieza a caer mal pues siempre que quedo con él vuelvo cargado de libros y papeles. De todas formas me lo tengo que hacer mirar. Últimamente siempre que quedo con alguien vuelvo cargado de libros que me regalan o de tareas que me encargan. O todos con los que quedo son muy generosos o solo quedo con aquellos que se que me van a dar algo. Esto último me preocuparía.

El libro recoge una buena cantidad de artículos publicados en HERALDO DE ARAGÓN (en los suplementos Muévete y Hoy Domingo) y en su propio blog. No conocía a Sergio del Molino, ni siquiera su firma, aunque si su columna de ”La ciudad pixelada” en el suplemento dominical del Heraldo de Aragón.

Me ha gustado el libro, más allá de que se lo debiera a Sergio Navarro. Si no no me lo hubiera leído en dos ratos. En él plasma su pasión por los viajes, la literatura, el cine y el periodismo. Produce envidia la cultura que posee alguien más joven que tú en algo que crees saber algo (cine y literatura) y resulta que no sabes nada. Me pasó lo mismo con el primer libro que abrió la colección Ecléticos de Anorak, cuya autora, Irene Vallejo, con una insultante juventud, dominaba todos los “palos” de la mitología clásica y encima era autora de una columna semanal también en el Heraldo, trasladando los avatares del Olimpo y del parnaso al mundo globalizado de mercados de valores y prima de riesgo.

Con todo esto, fue normal que la Librería de “Los Portadores de Sueños” en la calle Blancas, estuviera abarrotada en la presentación, creando una atmósfera fantástica entre amigos, libros, amigos de los libros y buen vino de Cariñena (aunque tras leer los artículos recopilados creo que al autor le hubiera gustado más una buena y fresca jarra de cerveza).

Ha sido fácil leerlo de dos tirones al sentirme identificado con muchas cosas de las que cuenta (con muchas otras no tanto, pero esto lo hacía también interesante). Antes he confesado no conocer a Del Molino. Ahora voy a confesarle más cosas.

He de confesarle que yo solo me he tomado dos gofres en mi vida, y que fueron en el puesto semicallejero que hay al lado del Manneken Pis. Y que en la vida he entrado en un Haägen- Dazs.

He de confesarle que a mi también me hubiera gustado ser escritor, y que tengo una Underwood de los años 30. Pero que no está comprada en el Rastro. Forma parte del patrimonio familiar.

He de confesarle que no conozco la mayor parte de los autores y películas que nombra (esto hace además que la mención un par de veces a Bogart no sea un tópico).

He de confesarle que me gusta su frase “¿Cuantas veces emitimos juicios generales basándonos en nuestra limitadísima experiencia?” (artículo 8). Que osado soy muchas veces al escribir.

He de confesarle que a mi me pasa como a él “me siento inútil cuando veo que no puedo aportar nada práctico a un entorno, pero, al revés que a él no me “da mucho gusto sentirme inútil y que nadie entienda lo que haces en la vida ni te pida favores” (página 114).

He de confesarle que yo tengo un lienzo de Cerdá de los que habla en “Vistas de Zaragoza (página 159). Es el de "Vistas de Zaragoza desde el camino de Villamayor". Y que yo no he vivido de espaldas al legado histórico de retablos y catedrales de esta ciudad y sin embargo si que puedo decir que he crecido en un “barrio industrial que conserva en su callejero la memoria de un pasado rural…….”, alrededor de fabricas. Es lo que tiene haber crecido (poco) en el límite del Arrabal con el barrio Jesús.

Y he de confesarle que a mi también me atrae la casa del doctor Lozano Blesa, y que yo también creo ser merecedor para pertenecer al grupo de grandes conocedores de la ciudad.

No puedo decir lo mismo de otros lugares. Los genes viajeros en mi familia se los ha quedado mi hermano Kiko, que ha estado en todos los lugares que nombra en el libro y alguno más allá. Al final todo el primer mundo termina yendo a los mismos sitios. De acuerdo con él en que cada vez es más difícil encontrar alguien que viaje más de diez días seguidos. Por eso pienso que el concepto viaje actual es un insulto a los grandes viajeros tipo Marco Polo, Colón, Livistong supongo, Magallanes……. Mi hermano Kiko o Sergio del Molino.

Esperamos ya con curiosidad quien será el nº 4 de la colección Eclecticos de Anorak Ediciones. Por cierto, más ecléctico que su editor pocos. Solo había que verlo sobresalir entre la multitud que se agolpaba entre los libros. De lejos parecía lo que en el fondo es, un caballero de la Piedad (eso lo sabían muy pocos de los allí congregados, Pedro, Virginia, Carlos Pardos, su hermano Fran, su madre….). Parecía que vestía blaizer con camisa azul y pañuelo del mismo tono sobresaliendo del bolsillo. No podía ser…… si se ha cambiado hasta las gafas……. Las distancias cortas cambió a percepción. No era una blaizer y calzaba unas “converse” sobre unos apretados pantalones verde pistacho.

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