jueves, 18 de noviembre de 2021

Al que a buen árbol se arrima....

 


Tenemos un conocido que, de haber dependido de él, nunca se le hubiera ocurrido poner el monumento a las víctimas del COVID debajo de un arbol. Y menos con ese diseño casi a ras de suelo.

El que colocó tal memento en la zaragozana plaza de Santa Engracia debajo de un enorme plátano, no debe tener problemas para aparcar su coche por la calle. De haber sufrido alguna vez las descargas de las palomas, o simplemente haber mirado como estaban las baldosas antes de poner el monumento, hubiera cambiado la ubicación.

El citado amigo odia a las palomas. Maldice a Noé y a Picasso por convertirlas en símbolo de paz. Estrenó coche nuevo y en la primera semana las heces de las torcaces le destrozaron algunos componentes del mismo. No tiene posibilidad de tener garage y ahora encontrar sitio para aparcar se convierte en una odisea. A las limitaciones de la zona azul, de los badenes, de los contenedores, del espacios reservado a bicis, motos, y vehículos de personas con movilidad reducida (minusválidos), y todos los huecos que han quitado las terrazas y veladores, se une que nunca aparca debajo de un árbol. Ni de una farola. 

Por eso mi conocido dice que el funcionario o artista que decidió el lugar, no tiene ni idea de lo que supone ir por la calle. 

Al margen de lo de las palomas, lo del vandalismo ya es otro cantar. 

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