sábado, 9 de marzo de 2019

CARTAS COFRADES 2019-VI: La devoción al Crucificado



Ya sabes que una carta me lleva a otra. Tras escribirte sobre los "crucificados" de la Magdalena recordé que la pasada primavera en el Alma Mater Museum se organizó la exposición "La imagen del Crucificado en el arte diocesano desde el siglo XIII", con motivo del VII centenario de la creación de la Diócesis de Zaragoza como Archidiócesis. Una estupenda muestra donde apreciar la evolución de la estética, de la iconografía y también de la piedad popular hasta el siglo XXI. Siglo XXI que estaba representado por una de nuestras imágenes cofrades, el Cristo en la Cruz de la cofradía de las Siete Palabras obra de Manuel Miñarro.

Y uno que es un emocionado, y a veces se lanza con la osadía de la ignorancia, ante un Cristo Crucificado procedente de la iglesia de la Magdalena, comentó a sus acompañantes en la visita que esa imagen la llegó a procesionar la cofradía de la Columna. Estos días, comparando las fotos con detenimiento, ha tenido que tragarse sus palabras. Los acompañantes de aquel día no son destinatarios de estas misivas, pero me confieso ante ti y me desdigo. Incluso ya no se si el Crucificado del altar es uno u otro. Hay quien confunde a San Juan de la Cruz con Fray Luis de León ....... tampoco es tan grave.

Una pena, porque el de la exposición del Alma Mater era del taller de Damian Forment (s.XVI). Hubiera sido bonito. Otro hito, aunque pasado, de nuestra imaginería. 

En el folleto que repartía la exposición, el Arzobispo escribía que "la fe cristiana ha sido creadora de arte y belleza" y que las obras "tienen el alma de la fe, y son manantiales perenne donde todavía brotan el genio y la espiritualidad de los creyentes". Y si bien todo apunta a que no se procesionó el Cristo de Forment, nuestra ciudad y nuestras procesiones tiene una buena pléyade de "crucificados" que aúnan arte y devoción a partes iguales.

Que mejor ejemplo que el ahora conocido como "Cristo de los Sitios", y este si que era de Damian Forment. Proveniente del calvario del retablo del antiguo convento del Carmen, se le venera con gran devoción (y todavía con lamparillas de cera) en la parroquia del Carmen. En 1952 se creó la cofradía de la Santísima Virgen de la Esperanza Macarena y del Santísimo Cristo de los Sitios en torno a este "crucificado", pero nunca llegó a ser una realidad ni llegó a salir en procesión, algo que si ocurrió el Martes Santo de 1993 con la cofradía de Jesús abrazado a la Cruz y la Verónica. Gracias.

Y que decir del Cristo de la Agonía (Jerónimo Nogueras, 1588), una imagen para devoción de una iglesia, una parroquia, un barrio y una cofradía que se funda en torno a Él. San Pablo y el Silencio.

También con un "crucificado" del siglo XVI dignificó nuestra Semana Santa la cofradía de la Exaltación entre 1990 y 1993 procesionando el Cristo de las Mónicas, al que se le puede rendir culto en el Convento de las Madres Agustinas de Santa Mónica, y que todo apunta al destruido convento de San Agustín como su procedencia. Anteriormente, durante sus primeros años lo hicieron con un Cristo de la Parroquia de Santa Gema, donde actualmente la cofradía de la Exaltación tiene la suerte, desde hace pocos años, de poder rendir culto al Cristo de su paso titular en el momento de la elevación de la cruz, y que preside el altar mayor. Es de 1992, pero los años no tienen porque ser impedimento para generar una devoción, como consta que la tienen los cofrades y los parroquianos de Santa Gema a la imagen de Ricardo Flecha.

Del siglo XVII tenemos al Cristo del Refugio, arte de la escuela de Juan de Mesa, y toda la identificación de una Hermandad, de una cofradía y de una obra social a la que puedes rendir pleitesía en el Refugio y acompañarlo en procesión desde 1939 con la cofradía de la Piedad. Y que decir del Cristo de la Cama, pero han pasado demasiadas generaciones para identificarlo como el crucificado con el que la Sangre de Cristo realizaba la función del "abajamiento". No será por devoción e historia como para no incluido en esta carta. El de la "versión" de la  Venerable Orden Tercera si que ha mantenido su condición de "crucificado", y como tal vemos la escultura de Llovet (1825) en la iglesia del Convento de Santa Catalina, aunque ninguno de nosotros lo ha visto en procesión.

El otro día te conté que releí un artículo de Jorge Sesé en el "Tercerol 14". Gracias a esto recordé los "crucificados" que veíamos en la calle con los Jóvenes del Rosario allá por los años 80, el del Santísimo Cristo del Amor Abandonado (siglo XVIII) del convento de Santa Inés; o en los 90 con la Humillación el Cristo de los Mártires, también del XVIII y de la iglesia de San Gil.

La Siete Palabras no solo tiene al Cristo de Miñarro (2014) a quien acudir a ver-mirar-rezar-pedir en la Basílica del Pilar (y esto son palabras mayores); desde 1948, la obra de Burriel de la Tercera Palabra, cuentan con altar propio en el mismísimo San Cayetano.

Se que hay más Cristos, que salen todavía o salieron, en pasos de misterios o peana. Incluso algunos compartidos como ocurrió con el Cristo del Perdón de la iglesia de San Felipe que por diferentes motivos y a hombros de los cofrades procesionó el Ecce Homo en 1993 o la antigua cofradía de "Caifás" entre 1980 y 1983. La selección, personal y muy particular, solo ha dependido a la transcendencia que muchos de ellos tienen más allá de la cofradía que la venera o la pudo venerar. Muchos de ellos a la altura de los "Crucificados" con más devotos entre la feligresía zaragozana; el Cristo de la Seo  y los dos del Pilar.

El Cristo de la Seo (lo nombran hasta en la zarzuela Gigantes y Cabezudos), situado en el altar del transcoro, fue tallado en 1560 y su devoción inmemorial está relacionado con sucesos milagrosos (lee cualquier guía sobre la catedral, o aprovecha estos Viernes de Cuaresma para participar en los viacrucis de la Seo y obsérvalo con la mirada que merece). Que podemos decir del Santo Cristo de la capilla de San Juan Bautista en el Pilar. Obra del siglo XVII, de autor desconocido, y tras la veneración a la Santa columna, sus clavos y pies se llevan el resto de los besos y respetos de aquel que entra por la basilica. Y en el trasaltar del retablo mayor, el Cristo de la Agonía, talla de madera del XVI, atribuido al autor del retablo mayor, Damian Forment de nuevo: No quiero ni imaginarmelo en procesión. Pedazo talla, con la que de crío me contaron una leyenda que con un movimiento de la cabeza paró una riada con la que amenazaba el Ebro.

Y, aunque poco conocido, quiero nombrar al Cristo de Fuenterrabía de la parroquia de Altabás  Porque por historia se lo merece y por la cantidad de misas que he escuchado bajo su altar. En 1638 durante la Guerra de los Treinta Años, los franceses sitian Fuenterrabía, a cuyo rescate acudien tropas aragonesas. Levantado el sitio, se encontró este Cristo mutilado que , una vez restaurado se trajo a al convento de San Lázaro. Tras la desamortización, pasó a la iglesia de Altabás, formando parte, como me lo hizo saber mi padre, de la denominada "Ruta de los tres Cristos", junto al del Pilar y al de La Seo.

Cristo de Fuenterrabía

En 2033 la tradición celebrará los dos mil años de la crucifixión de Cristo. Sería oportuno una exposición de todos "nuestros Crucificados, crucificos y Calvarios" en una magna exposición de todas las cofradías. Y distinguir no solo las épocas si no también entre los Cristos triunfantes con los ojos abiertos, el resignado (Christus patiens) ya muerto pero con expresión serena, o el sufriente (Christus dolens); el de los tres clavos o el de los cuatro.

Se que la carta ha quedado un poco tipo trabajo de "instituto", pero me gusta hablar de Zaragoza, que quieres que te diga.

2 comentarios:

Paco Sangorrín dijo...

Fe de erratas: El Santísimo Cristo de los Sitios si que fue sacado en procesión por su Cofradía de la Santísima Virgen de la Esperanza Macarena y del Santísimo Cristo de los Sitios al menos el Viernes de Dolores de 1962.

Jorge Gracia Pastor dijo...

Gracias por la corrección. Y sobre todo por la atención.