viernes, 30 de marzo de 2018

CARTAS COFRADES 2018-XX: Jueves Santo


Tenemos la costumbre en mi familia de acudir y celebrar los "oficios de Jueves Santo" en la Parroquia de San Pablo. Lazos emocionales nos une a ella y es un buen lugar para comenzar a procesionar en la tarde del Amor Fraterno. En los bancos encontramos el cuadernillo que te ayuda a participar y seguir la liturgia, con una reflexión en la primera página titulada "El reto del Jueves Santo" y que comenzaba así:

"El reto del Jueves Santo es compartir con todos, no solo con los amigos.
El reto de este Jueves Santo es convertirnos unos a otros: tratarnos como buenos hermanos y no como rivales o como desconocidos.
El reto de hoy es ver lo bueno del otro, no sus defectos.
El reto de esta tarde es cambiar nuestro comportamiento: no servirnos de los demás sino servir a los demás......" y continuaba con frases parecidas. 

Quince procesiones hemos tenido hoy; y, como ha hecho un tiempo excelente, seguramente la mayoría nos quedaremos con que gran Jueves Santo hemos disfrutado. Esta misma carta va en esta línea, desde que vimos salir al piquete del Prendimiento a las 9 de la mañana de San Cayetano para trasladar dignamente a su Dolorosa a las Escuelas Pías, y luego ver llevar a Jesús de la Soledad a la Iglesia de San Pablo (gracias a las gestiones del Silencio) para que, también dignamente, tuviera donde cobijarse un Jueves Santo y no acarbar en el almacén como el año pasado.

Quince procesiones con miles de cofrades y miles de espectadores. Cada uno con su procesión por dentro.  Quince procesiones que nos muestran, igual que ayer y como adelanto de mañana, los capítulos más importantes de la Pasión de Cristo, en desorden, pero allí está todo.  Por eso, según con quien hablas. a quien oyes, ves o lees, especialmente si es gente a la que quieres, habiendo amado ( no se si hasta el extremo como nos dicen de Jesús), nuestra Semana Santa, duele lo que hoy sienten por ella, o hacen lo posible por cambiarla. de este modo ves que no solo en los pasos estamos los que se lavan las manos, los traidores, los que besan como Judas, los que negamos tres o más veces, los ladrones buenos y malos, los convertidos, los desconfiados, los incrédulos, los fieles discípulos........ Ojala la Pascua, el "paso del Señor"nos recondujera a todos a un camino de paz; como decía el cuadernillo de San Pablo. Incluso al que ya no quiere saber nada de nosotros. A veces da la sensación de convertir los evangelios, los dolores, las estaciones y las lágrimas que leemos en meras citas de Mr. Wonderful

Por lo demás, es verdad que el día, con todos los inconvenientes que ciertas calles y/o decisiones han ocasionado, transcurrió para un observador sin más como casi hubiéramos deseado.

El culto al Señor de la Cama y los turnos de vela desde las 10 de la mañana son un tesoro de nuestra Semana Santa. Y las cuatro procesiones de la mañana, "Exaltación", "Verónica", "Crucifixión" en sus procesiones titulares hacia San Cayetano y "Coronación" en Viacrucis hacia la Seo, entre redobles, jotas y sonidos de trompetas, son un adelanto de lo que nos espera por la tarde. Pero la mañana, y no solo por la luz, tiene un ambiente especial, el que da ver a tantos cofrades de las demás cofradías en la calle, muchos ya con el hábito puesto o llevándolo en el brazo, bien porque les toca turno de vela, bien porque se preparan para las procesiones de la tarde. Es lo que tiene ser uno de los tres Jueves que relucen más que el sol. Salga o no salga; y hoy ha salido.

Y por la tarde de nuevo con la Eucarístia, la Oración en el Huerto, el Prendimiento, la Columna, la  Coronación, el Despojado, la Llegada al Calvario, el Silencio, el Descendimiento, la Piedad y la procesión de Nuestra Señora de la Esperanza, hemos vuelto a revivir los Evangelios. En la mayor parte de los casos ofreciéndonos lo que buscamos de ellos cada año; algunos con novedades, como el nuevo paso del Prendimiento recreando una evocación a Getsemaní, y quien sabe si con posibilidades de que la escena se amplíe en años venideros. También el Descendimiento nos ha enseñado su colección de guiones y banderas (comenzamos a tener en muchas cofradías un corpus importante de estos).

Pero la gran protagonista de la tarde noche fue el Silencio en la conmemoración de sus 75 aniversario. La fachada de San Pablo, con dos enormes fotografías de sus imágenes titulares adornaban sendos balcones desde donde se leyó una dedicatoria y un memorandum de tal conmemoración. Y el transcurrir de la procesión tuvo momentos especiales, al son de las heráldicas y de la capilla musical, con las colas del hábito desplegadas y la participación de cofrades de Tarazona. Un momento especial fue la Estación ante Jesús Sacramentado en el interior de la Basílica del Pilar. Posteriormente el Acto del Silencio en San Bruno y más tarde llegar a San Cayetano y recordar a todos los hermanos difuntos junto al Cristo de la Cama. La calle del Temple se convirtió en un nuevo aliciente de su recorrido, pasando por San Felipe y la calle Galo Ponte. la procesión del Silencio nos ofreció más momentos que nunca.

Sin embargo echamos de menos esos grandes momentos a los que nos tenía acostumbrados la Eucaristía en las últimas décadas; y este año sin el paso del Cristo del Amor Fraterno (perdiendo lo que rodeaba además a este paso). Seguramente cada cofrade de la Eucaristía lo habrá vivido de diferente forma, y habrá cosas y sacrificios que compense otras. Para los ajenos a la misma, los que hablamos sin conocer los motivos, nos dió pena que no pasaran por San Cayetano en el momento que convertían la plaza en el climax de la madrugada del Viernes Santo en los últimos años. Los motivos que dan para no terminar ahí tienen justificación, pero al menos podían haber pasado; o haber intentado en su momento mediar en soluciones. Lo que no es casualidad es que las dos únicas cofradías con costaleros no se acerquen a San Cayetano, ni participen con sus mejores galas en el Santo Entierro.



Cuando era crío, al salir de los oficios de Altabás mi padre (hombre de Acción  Católica, Adoración Nocturna y de lso Jueves Eucarístics) nos llevaba a la calle Alfonso en busca de la Eucaristía. Era la única procesión que le interesaba esa tarde, de paso terminábamos viendo las que ocasionalmente nos íbamos encontrando por el camino. Me dio pena perder por primera vez ese momento que me unía a mi niñez con la Eucaristía, a la que por motivos personales no me dió tiempo a poder acompañar hasta que la encontré en una desanjelada y en obras calle Isaac Peral. Pero como otras veces he dicho. Lo importante es lo que cada uno siente cuando procesiona; no lo que pensemos o sintamos lo que observamos.

Para entonces la Piedad ya estaba en la calle y la Llegada al Calvario y la Columna esperando ocupar su lugar en unas horas de privilegio en San Cayetano.








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