lunes, 11 de septiembre de 2017

POSTALES DESDE EL VERANO 2017: La Casa Ocejo










11 de septiembre. Día de Cataluña. Estando en Comillas (Cantabria), una buena excusa para hablar de los lazos que se crearon entre estas dos regiones españolas con la monarquía, nobleza y burguesía de por medio. Ya te mandé una postal similar hace un par de años con el Palacio de Sobrellano.

Conocida es la historia del Marqués de Comillas, el hijo de una pescadera nacido en 1817 y que bien joven primero emigra en busca de oportunidades a Cadiz y en 1831 emprende viaje a Cuba.

Allí, en la colonia española termina haciendo fortuna. Unos dicen que por su gran ingenio, espíritu emprendedor y su talento. Otros por ser un embaucador, estafador y con negocios de esclavos de por medio. El caso es que termina casado con la hija de Andrés Bru, un barcelonés propietario de un floreciente negocio en Santiago de Cuba.

En 1853 vuelva a España, a Barcelona rico, con grandes propiedades en Cuba y con una flota mercante de transatlánticos que abarcaría todas las rutas comerciales de occidente. Allí en Barcelona nace su cuarto hijo que sería más tarde el segundo marqués de Comillas, pues en 1878 el rey Alfonso XII le había concedido ese título al comillano en reconocimiento a su apoyo estratégico y financiero durante la Guerra Carlista y la crisis de Cuba.

Fue tal su amistad que en 1881 le invitó a pasar sus vacaciones en la Casa Ocejo, la primera que se hizo construir al volver a España para que viviera allí su madre. Y es el que presentamos en esta postal. Allí sigue, entre el Filipinas y el Covirán; en medio del cruce por el que pasa todo el mundo que entra o sale de Comillas.

El palacio es de estilo indiano, pero es el primero en Comillas que se abre a lo que posteriormente fue el desembarco del modernismo.  Barcelona fue sin duda la piedra angular del modernismo español, que irrumpió con gran éxito a finales del siglo XIX de la mano de artistas de la talla de Antoni Gaudí o Lluís Doménech i Montanerpero fue en Comillas donde éstos y otros genios comenzaron a modelar un estilo que llegaría a todo su esplendor durante los siguientes años en la capital catalana.

Muchos de los artistas modernistas catalanes más conocidos pasaron por allí incluso antes de realizar sus grandes obras en Barcelona, dejando su huella para siempre en estos parajes del norte de España.

Así podemos destacar el Capricho de Gaudí, la casa de veraneo del cuñado del Marqués diseñada por el creador de la Sagrada Familia. El mismo Gaudí diseñó la chimenea de la Casa Ocejo, el salón y un templete para el jardín. Luego vino el Palacio de Sobrellano y la capilla Panteón de la familia López, construidos ambos por Joan Martorell; o la Universidad Pontificia, obra también de Martorell bajo la supervisión de Cristóbal Cascante  y completada posteriormente por Lluís Doménech i Montaner


Una curiosidad que pone de manifiesto la importancia que adquirió Comillas en aquella época en la que los Reyes de España veraneaban allí, es que fue la primera localidad de España en disponer de alumbrado público eléctrico.



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