viernes, 15 de junio de 2012

La luz sepultada

Irene Vallejo.
La luz sepultada
E. Paréntesis (Col. Umbral). Sevilla, 2011, 260 pp.



Sergio Navarro me regaló este libro y tenía que leerlo, pues Irene Vallejo fue su segunda firma de Anorak Ediciones. No viene mal leerlo después de Riña de Gatos de Eduardo Mendoza, de la que dije estaba bien pues nos mostraba un Madrid del 36 donde no todo era  blanco o negro. Siendo esto cierto, ha sido bueno leer la Luz sepultada para no olvidar que lo negro fue tragicamente negro.

Los conflictos históricos irrumpen en las vidas particulares y, en un súbito tránsito, vuelven irreconocible lo cotidiano. La narración comienza en la España polarizada de 1936, cuando la experiencia republicana, que había generado tantas ilusiones y una amplia participación en el debate político, hace aguas con el levantamiento militar que fulmina de golpe la confianza en el futuro. El protagonista colectivo es el miedo, la sinrazón, la violencia, la delación.
Los personajes de ficción, cada uno a su manera, se mueven dentro de un universo aislado donde cada día el mañana es una angustiosa incógnita. El relato sucede en la Zaragoza dominada desde el inicio por los sublevados, en el ambiente urbano de retaguardia, lejos del frente. Una familia de clase media, en aquel verano asfixiante, en un crescendo de tensión, ve desplomarse el mundo que había conocido hasta entonces. Con capítulos breves y un ritmo muy meditado, la autora aísla una única pavesa incandescente de la llama principal, y describe un episodio intenso de nuestro pasado a la vez que una experiencia universal.

Con una estructura muy sencilla dividida en cinco capítulos, nos enmarca  el tiempo en  los meses de verano de 1936. Este pequeño libro tiene varios méritos: sencillez, claridad, ausencia de aspectos macabros........ Pero durante toda la narración se transmite la tragedia del momento para una familia de connotaciones políticas. Lo trágico viene dado por la misma narración, por el lento y cansino fluir a lo largo del tiempo de calor, tan zaragozano.


Por cierto, a lo largo de la lectura me imaginaba la casa de Valentina como si fuera la de los hermanos Caballero Burbano, el nº 2 de Agustina de Aragón con vistas al Portillo.


Valentina... recuerdos de las Crónicas del Alba de Sender. Vamos a continuar pues con la época leyendo el Requiem....... Será el último libro de la temporada 2011-2012. Maneras curiosas que tengo de marcar el curso lector iniciándolo el 1 de julio.

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