sábado, 19 de marzo de 2011

CARTAS COFRADES XI: CULTURA DE TAMBOR.


Del mismo a los mismos.
Dentro de la agenda cofrade que nos ocupa estos días me alegra ver dos citas, al margen de las exaltaciones, que nos recuerdan que nuestra Semana Santa es tierra de tambores. Por lo menos en esto la hemos convertido a lo largo de los últimos 70 años, cuando a partir de 1940 las Siete Palabras adopta la costumbre del toque del tambor bajoaragonés, aunque también es verdad que el ronco y solemne redoble del tambor, tan acorde con lo que se celebra, aparece en las más antiguas referencias que se conservan de la procesión del Santo Entierro.

Son ya varias las generaciones de cofrades zaragozanos que han tocado el tambor y no es extraño que ahora redoblen nietos de los que en su tiempo fueran pioneros. Por todo esto creo que sí, que tenemos cultura de tambor en Zaragoza. Entendemos de tambor, sabemos hablar de él, nos obsesionamos por sacarle el mejor sonido posible. Tenemos una idiosincrasia propia, singular, distinta y reconocible ante toques de otras regiones. Es más, cada una de nuestras cofradías nos muestra algo distinto, estilos propios, diferenciales, sabiendo lo que nos vamos a encontrar cuando nos acerquemos a cada una de las procesiones. Distintas maneras de colgarse el tambor que se mantienen con el paso de los años (aunque la aparición de los arneses en detrimento de la bandolera tiende a igualar la posición), la rotación de las muñecas al redoblar, el grado del codo al golpear con la maza….. son características que pueden caracterizar a una u otra sección de nuestra ciudad. Y qué decir de las composiciones que escuchamos en la Jornada de Exaltación una semana antes del Domingo de Ramos (más de 30 ediciones son muchas ediciones). La calidad de las combinaciones y de los ejecutantes es verdadera música. Los ensayos de concurso son fuente de inspiración y experimentación de marchas para la procesión, aunque en algunos casos sí que nos tendríamos que cuestionar si algún ritmo es lo más adecuado para la procesión.

Y sin embargo, que poco ruido hacemos los del ruido. Si las redes sociales o los blogs y páginas web nos hacen tomar el pulso a lo que se cuece en el ambiente cofrade, lo que se percibe es una gran cultura de bandas, de marchas procesionales de origen sevillano, de chicotas…. Incluso de lugares e iglesias de otros lares (y bienvenida sea toda inspiración e ilustración que nos venga de fuera). Sin embargo, en nuestras tertulias, en seguida hablamos de que la gente se apunta a las cofradías por el tambor o los riesgos que provoca la modalidad concurso. O no se habla o si se hace de forma peyorativa.

Por eso me alegra que en el calendario cofrade de este año, además de que una cofradía como la de Jesús camino del Calvario celebre el cincuentenario de su sección de tambores , organice distintos actos y edite un cd con sus marchas, haya una charla-coloquio, organizada dentro de las VI Jornadas Culturales de la cofradía del Prendimiento, que lleva el título “Evolución del tambor” ( 26 de marzo, 19:30, Salón de actos del Colegio de Escuelas Pías) a cargo de D. Daniel López (propietario de Zarasanta).
Y es que esa cultura del tambor que yo creo que si tenemos debemos manifestarla y dotarla de espacios, de momentos, de materia. Que no sea un arte efímero cuyo sonido se pierde por las esquinas del cierzo.
En esto, el Bajo Aragón y su Ruta del Tambor y del Bombo nos lleva mucha delantera, hasta cierto punto algo lógico, nuestro origen bebe de ella. Pero da envidia ver sus publicaciones de lujo como “Entre Tambores” (2002) o “Calanda. El sueño de los tambores” (2005). Y qué decir de esa obra que estudia y describe con un enorme rigor académico y que se titula “Percusión e identidad. Aproximación antropológica a nueve comunidades del Bajo Aragón” (1987) o el disco libro “Tambores del Bajo Aragón” (2001). Son solo cuatro ejemplos de una bibliografía mucho más larga. Estoy convencido de que tenemos material suficiente en Zaragoza para realizar alguna obra como estas. ¿Alguien se lanza como se lanzó la A.C. Terceroles para que Zaragoza también tuviera su monumento?.
Lógicamente ya hay cosas escritas , siendo, una vez más, García de Paso y Wifredo Rincón, los primeros que hablan del tambor en Zaragoza en el capitulo V de su libro de 1981. Comunicaciones, ponencias en congresos , artículos en revistas y material interno de cofradías ….. materializan de manera dispersa, esa cultura del tambor en la que yo creo. Por cierto, los chistes de Cano en el Heraldo de Aragón no piensan lo mismo.
Por eso también alegra la guía informativa que la Hermandad de Cristo Resucitado ha editado sobre su sección de instrumentos, en la que se detallan aspectos internos de la misma pero que podrían ser extensibles al resto de secciones zaragozanas. La podemos consultar en:
http://www.resucitado.net/guia_tambores.pdf. Algo parecido realiza la Dolorosa para su cuadrilla infantil en la serie de cuadernillos titulados “Pequeños Redobles”. Posiblemente existan otras iniciativas parecidas, como lo fue en 1991 la publicación “25 años tocando”, conmemorativa d las Bodas de Plata de la Sección de instrumentos de la Cofradía del Señor atado a la Columna.

1 comentario:

indubioproG dijo...

A veces, miro y no reconozco la Semana Santa de Zaragoza.

Ni lo califico como mejor o como pero, simplemente no la reconozco. Y quien me conoce sabe lo predispuesto y abierto que soy ante cambios, que asimilo como míos. Cuando los siento así, o cuando no queda otro remedio. En este caso, no me ocurre ni lo uno ni lo otro.

Me suele ocurrir las otras cincuenta y una semsanas del año, cuando los brillos de costumbres y tradiciones importadas parecen cegar a las habituales, a las de nuestra idiosincrasia, a las de aquí. Cuando la parte parece el Todo.

No soy tendente al integrismo, y me parece real, correcto y positivo, que otras formas de expresión, ya sean artísticas, culturales, y, como no, también de fe, ocupen cada vez un papel más preponderante en la Semana Santa de Zaragoza. Pero, y por eso decía al principio de esta parrafada, que me parece irreconocible, a menudo, como usuario de tertulias y blogs que soy; da la sensación que sólo existe una manera de vivir la Semana Santa, y esta es, con una cámara de última generación en la mano o quitando las ruedas a los pasos.

Que lo que no se fotografía no existe, o que lo que se empuja carece de valor. Repito, es una sensación, un Keeling, que cualquier lector exógeno a la idiosincrasia propia de Zaragoza podría tener con un simple sobrevuelo a la supuesta realidad cofrade que plasma Internet

Yo, que llevo vividas más de treinta (joder, que viejo soy) Semanas Santas y que me defino como amante de esos días que me permiten vivir sensaciones únicas, me siento, repito, esas semanas que rodean a la de Pasión, como rara avis. Porque me da la sensación de no encajar en estos halagos a lo que ha llegado, frente a lo que existe

Como el que observa un cuadro, que ha estado colgado toda la vida, que admira por lo que representa, pero que se encuentra ahora con opiniones que parecen ensalzar una relectura de la pintura clavada en la pared, como contraposición de lo histórico, que no tradicional.

Veo carteles que recogen imágenes, preciosas, de otros lares; veo espíritu competitivo en donde debía haber cooperación. Quizá, seguro es que sea miope, y vea mal, tanto de cerca como de lejos.

Y cuando creo que todo ha cambiado, aparece la Burra por Alfonso alrededor de las 13 horas del Domingo de Ramos, precedida por sonido de carracas, tambores y bombos, y escoltado por ese olor a incienso que reconocemos tan propio de esos días.

Y me reconcilio con mi pasado y con mi futuro. Y veo que, gracias a Dios, todo sigue igual. Con cambios, propios de la evolución de los hombres y las costumbres, pero que lo que me sigue llenando, sigue ahí.

No es mi intención polemizar ni menoscabar ninguna tradición, todas me parecen respetables; pero también las mías.

Perdona la divagación, Jorge. Un saludo y enhorabuena por tu blog, que disfruto no sabes cuánto cada vez que leo

indubioproG