lunes, 15 de marzo de 2010

La Semana Santa de Zaragoza para amigos foranos II: Dominum Nostrum



Por octavo año la Asociación Cultural Terceroles desarrolló ayer en la Iglesia de San Cayetano la “perfomance” de la Semana Santa, la “apertura de los sentidos” en el que aromas, sonidos, imágenes, sensaciones.... nos preparan en plena Cuaresma para los días de tradición que están a punto de llegar.

Ocho años, luchando contra viento y marea y quizá contra cierto conservadurismo de algunos ámbitos, pero totalmente instalado ya en el calendario para ofrecer una imagen más cercana y actual, más vanguardista y simbólica de todo lo que rodea a la cultura cofrade. Y el cuidado programa de mano que año tras año nos regalan siempre es una declaración de intenciones. Y ayer no defraudaron. Con un San Cayetano a reventar, para mi se desplegó para nuestros sentidos el mejor Dominum de todos los presentados. A lo mejor menos espectacular que otros (aún recordamos el de 2008 con el recate del Cristo de la Cama), con menos efectos especiales, pero con unas intervenciones de gran calidad artística y cultural.

La fusión de los sonidos de los instrumentos tradicionales de Semana Santa con el organo, las dulzainas, el cajón flamenco y el canto coral (que gran iniciativa lo de la Coral San Joaquín, nacida en el seno de la Dolorosa) fue ayer de lo más espectacular. Pero sin duda, el gran sabor de boca nos lo dejó el IV acto, titulado “Al otro lado de la Procesión”, donde, a la vez que se proyectaban imágenes de las aceras de una procesión, un grupo de cámara (piano, violín, chelo, flauta y soprano) interpretaban una pieza titulada Kyrie Mapuche. Impresionante.

Impresionante como todo el montaje que lleva detrás y la cantidad de personas que intervienen. Pero lo más impresionante es la media de edad de todos estos (incluida la compositora del Kyrie y el resto de las interpretes). Uno, cuyo trabajo está relacionado con el “lado oscuro” de jóvenes y adolescentes, a veces pierde la percepción de todo el potencial saludable, comprometido y creativo que se tiene a esas edades. Los protagonistas del Dominum, a la mayoría de los cuales conozco desde que eran crios, te lo recuerdan.

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