miércoles, 7 de octubre de 2009

DIARIO DE LAS FIESTAS DEL PILAR PARA AMIGOS FORANOS (IV)


Y del pregonero de los años 60 pasamos al de este año, José Antonio Labordeta.
Labordeta puede presumir de haber sido el único que ha sido distinguido dos veces como pregonero de las Fiestas del Pilar. Lo fue en 1982 y lo vuelve a ser en 2009, 27 años después.
Para los que no podáis (podamos) asistir el sábado a su lectura desde el balcón del Ayuntamiento, os lo inserto aquí.
De paso podéis contarme recuerdos de otros pregones vividos. Ya sabemos que a Arancha le encantó el de Bumbury y su cachirulo con reflejos . El de este año glamour no tiene, pero surrealismo un rato largo.
Por cierto. Nunca entenderé los méritos de Javier González Ferrari, director de RTVE 2000-2002 para ser pregonero en no se que año a principios de siglo. Será por lo bien que nos trata siempre el ente público(así se dice ¿verdad?)
Bueno, ahí va el Pregón de Labordeta:

Se abre con el toque de la cornetilla y se inicia así:
De parte del Señor Alcalde de ésta inmortal ciudad de Zaragoza, don Juan Alberto Belloch se hace saber que hoy se inician las festividades en Honor a nuestra Señora la Virgen del Pilar.
Nuevo toque de trompetilla
Paisanas y paisanos; forasteras y forasteros; extraterrestres en general. Estamos sobre un suelo con más de dos mil años de antigüedad por el que han vivido los Íberos,- los famosos saldubienses de las cantas populares- arrumbados por los romanos que, cansados de las guerras del norte, se asentaron aquí y nos fundaron. Nos llamaron la Cesaraugusta, ¡casi ná!
Y con ellos tuvimos Cardo y Decumena, Foro, Teatro y Puerto Fluvial, Murallas y Coso. Estábamos dispuestos a ser una de las ciudades más hermosas de la urbe romana; pero entre árabes, cristianos, franceses y constructores recientes nos fueron dejando en la más viva pelota. Unos nos dejaron la Aljafería, y la denominación de Albaida, la ciudad blanca, menos mal; los franceses, si nos descuidamos, en lugar de haber sido Waterloo la tumba de Napoleón, hubiera sido Zaragoza.
Por si quedaba algo de la gran urbe romana, los constructores acabaron tan radicalmente con todos los restos históricos que ni la mayoría de los Palacios renacentistas soportaron la piqueta de la especulación. La vieja e histórica ciudad sucumbió bajo tanto derribo. Donde había un agujero, una casa.
Y así, hasta que se pinchó la burbuja: ¡Pum!
Pero nos queda el humor, el sentido del humor:
El humor surrealista de ser puros monegrinos y hacer de la huerta nuestra mejor señal de identidad. Los tomaticos zaragozanos, los alberges de la ribera, las ciruelas y las lechugas y las borrajas. Todo a punto para ser felices. Bajamos a la ribera del Ebro pensando que es el Sena y, nostálgicos centroeuropeos, miramos la Huerva y el Gállego con la nostalgia de los canales que atraviesan aquellos países del norte.
Cuando volvemos a la realidad nos decimos: a Zaragoza o al Charco porque menudas narices tiene tu padre como para que le quiten la boina. Y lo habían dejado en pelota viva los asaltadores escondidos en la ahora civilizada zona de Pinseque.
Y así, entre derribos y solares, ailantos y alegría, imaginación y buen rollo, somos capaces de criticarnos a tope mientras soportamos este maravilloso clima que nos derrumba al sol, nos arrastra al cierzo y nos hace que una jota bien cantada, en la suavidad de una noche serena nos ponga los pelos de punta y la nostalgia nos llene de ternura por esta ciudad romana, arábiga, judeo-cristiana, que podía haber sido Roma pero que es Zaragoza.
Somos igual que nuestra tierraSuaves como la arcillaDuros del roquedalHemos atravesado el tempoDejando en los secanosNuestra lucha totalVamos a hacer con el futuroUn canto a la esperanzay poder encontrartiempos cubiertos con las manoslos rostros y los labiosque sueñan libertadSomos como cómo esos viejos árboles.
Toque de cornetín:
Señor Alcalde: ojico con el tranvía y ¡Vivan las Fiestas del Pilar!




Un cabezudo de Labordeta YA

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